domingo, 17 de marzo de 2013

Margaritas en el prado

Toda la casa está rodeada de un prado; éste también se extiende por detrás de la casa, hacia el huerto. La hierba que crece es espontánea, no está sembrada. En alguna ocasión, cuando hemos alterado el manto verde para realizar alguna obra, hemos echado semillas, y si bien es cierto que al principio se nota diferencia entre esta hierba uniforme nueva que sale con la original, con el paso de los meses, acaba igualándose y albergando todas las plantas que forman el césped.
De las flores que brotan, destacan las margaritas que están presentes todo el año, aunque llaman la atención especialmente en invierno. Este año la masiva floración ha tardado en darse, pero otros años, a principios de enero, ya destacan en su blancura miles de diminutas florecillas.
Otra planta que aparece un poco más tarde que la explosión invernal de margaritas, es el diente de león con su flor amarilla. Las hojas de está planta son comestibles y en alguna ocasión hemos probado sus hojas en ensalada.

Las flores amarillas son diente de león.


sábado, 16 de marzo de 2013

Vega de Pas

El viajero que llegue a esta tierra sin la premura del paso del tiempo y que busque sensaciones sencillas, pero difícilmente frecuentes, puede introducirse en el interior de Cantabria, en una de las zonas más profundas de la región. Tanto si es invierno, como si es verano, su recorrido nos va a impresionar. No veremos nada más que suaves y majestuosos montes, intenso arbolado, extensos y verdes prados... Y veremos seres humanos que sobreviven del duro trabajo de cuidar de animales, especialmente vacas, pero también caballos, ovejas. No creo que haya leche mejor en España, que la que dan las vacas de esta comarca. Y por supuesto, no veremos edificios solariegos, ni iglesias u otros monumentos de relumbre. Pero caminando sin prisa por los alrededores del pueblo, podremos encontrar detalles de esos que probablemente nos queden marcados más que el recuerdo de monumentos grandiosos: ver mamar a un potrillo de la ubre de su madre; el fatigoso abono de un prado con planos de inclinación imposibles; construcciones ideadas y pensadas más en el cuidado de animales que en la comodidad de las personas y, también, una simbiosis armónica de ambos en sus necesidades. Es la España rural que se  prolonga sine die.
Abonando con estiércol un prado




domingo, 3 de marzo de 2013

Alto Campoo



A 85 kilómetros de casa, una hora de camino en coche, nos encontramos con esta estación de esquí. Este año está siendo buena temporada gracias a la climatología de los meses de enero y febrero; incluso, en diciembre hubo días en que estuvo abierta. No fue así el año pasado, que creo que no llegó a abrir ningún día. Disfrutemos este invierno con las copiosas nevadas.
A los que saben de ese deporte, no les puedo decir nada; pero a los demás les recomendaría conocer la estación. Es pequeñita y esto es algo que se nota sobre todo en los fines de semana, que tiene un uso de las pistas y de las demás instalaciones cercano al 100%. Pero entre semana, debe ser una delicia esquiar o simplemente darse una vuelta por esos parajes blancos; además, el precio de los servicios y alojamientos baja.  De todas maneras, incluso en sábado o domingo, no encontraremos dificultades para aparcar y acercarnos hasta las pistas gracias al servicio gratuito de autobuses, o incluso de un trenecito que constantemente sube y baja hasta el segundo aparcamiento y a los albergues que quedan un poco más retirados.
El día que hemos pasado ha sido impresionante; la nieve acumulada era de la que hacen época. Y la temperatura buena, buena; hasta casi se podía estar a cuerpo. Daba envidia de los que con sus trajes de nieve se dirigían a las pistas, o los de aquellos que subían las colinas con los esquís a cuestas para luego deslizarse suavemente cuesta a bajo. O, simplemente, ponerse en una pequeña bajada y con un trineo deslizarse. O aún más simple, ponerte hacer un muñeco de nieve o emprender una nívea batalla.



viernes, 1 de marzo de 2013

¡Nuestro querido limonero!




¡Nuestro querido limonero! Cuando salimos de casa es lo primero que vemos. No divisamos ni viviendas, ni personas, ni vacas... siempre el limonero y siempre igual, con sus hojas olorosas y sus turgentes y amarillos limones. Y cuando llega la primavera, la fragancia a azahar. ¿Qué decir de un árbol que en cualquier época del año está cargado de frutos de todos los tamaños? Y también de flores, porque casi siempre hay alguna rama con ellas. Es así; un árbol en el que podemos ver todas las fases en cualquier momento del año: limones maduros, madurándose, pequeñajos, en floración.

Cuando compramos la casa, ya estaba. Lo había plantado el anterior propietario que procedía de Novales, y según me han dicho los vecinos, una persona que sabía lo que decía y hacía en lo referente a los cítricos. Yo, he de confesar, no tenía entonces, en 1998, ni idea de árboles, ni de hortalizas, -ahora, sé un poquito. Y lo que he aprendido ha sido de las experiencias que he ido acumulando. Con el limonero estoy bastante satisfecho de cómo lo tengo desde hace veinticinco años. Una cosa que he aprendido es a evitar darle severas podas a principios de marzo, como lo estuve haciendo muchos años. Me he convencido de que lo mejor es ir de vez en cuando cortándole los chupones. Tan solo con estos recortes y procurando que haya ventilación por dentro de la copa del árbol, podando para ello ramas interiores, da más frutos y está mucho más sano. Hasta ahora no le he tratado con ningún producto fitosanitario y eso que sí que ha sufrido distintas plagas, pero él solo es capaz de superarlas con estos cuidados. También le abono con dos carretillos de compost en el otoño.

Es un árbol que está lleno de recuerdos. De una de las ramas más robustas, ha habido colgado un columpio en el que mis dos hijos se han columpiado durante años; no solo ellos, sino los otros niños del barrio y los primos cuando nos venían a visitar. Aún hoy, es el lugar preferido de los sobrinos pequeños; Mario, cuando viene, convierte su suelo, en un campo de maniobras con sus máquinas excavadoras de juguete; o en circuitos de trazado imposible para las carreras de coches. Mi hijo y sus amigos, lo tienen de árbitro al que sin querer propinan tremendos balonazos en los partidillos que organizan a su vera. Cada vez que oigo el chasquido de las ramas, es como si el golpe me lo llevara yo. Me consuelo pensando que llegará un momento en que los niños se harán grandes y no sufrirá más. Y lamentablemente pronto será así, pues Pablo va a cumplir 12 años; él ya nació en esta casa.

Y lo cierto es que estuvimos a punto de talarlo. Fue cuando reformamos la casa. Hubimos de podarlo mucho para poder levantar los andamios que permitieran a los albañiles trabajar. Cuando acabamos el pobre limonero estaba escuálido: le había caído encima todo tipo de cascotes y deshechos. Y nos dijeron que cómo no lo quitábamos para disfrutar de un panorama más despejado... Y a punto estuvimos, pero no lo hicimos precisamente por todo lo que había significado para nosotros y nuestros hijos. Y ahí continúa. Ya es muy viejo. Estoy intentando a ver si me agarra un esqueje de él, pero me temo que no será fácil. El día que nos falte, será muy duro y triste.
 





Cortados el 14 de febrero de 2013


Un poco de publicidad personal...




Te presento esta novela ambientada en Salamanca que acabo de publicar, por si te animas a leerla.

Lo puedes hacer en el blog https://asesinatoenelreinasofia.blogspot.com/2022/09/asesinato-en-el-reina-sofia-faltan-los.html excepto los últimos capítulos.

O bien la puedes conseguir en papel (16 €) o formato ebook (4,49 €) en varias plataformas on line, tanto en España, como en otros países -la forma más rápida es a través de AMAZON-:

-AMAZON (España)
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-EL CORTE INGLÉS
-CASA DEL LIBRO
-LIBRERÍA DE LA U (Colombia)
-PERÚEBOOKS (formato electrónico)
-CÚSPIDE (Argentina)
Etc.

Sinopsis

El asesinato de un diputado en un museo de Madrid lleva a un inspector inexperto a Salamanca, circunscripción por la que es electo el difunto. Durante la estancia en la ciudad se adentrará en el mundo académico, político y social en busca de indicios que expliquen los motivos que han llevado al verdugo a cometer tal atrocidad. El proceso indagatorio conducirá al detective a plantearse alguno de los principios por los que ha de regirse en su oficio, después de entrevistarse con testigos poco habituales que no parecen entristecerse con la muerte del político y que no aportan datos significativos del caso.

El ambiente de la localidad universitaria de principios de los noventa del siglo pasado, extraño para el protagonista, más la resolución del caso, le dejarán la sensación de fracaso de su valía profesional y, sobre todo, del papel que le corresponde como agente al servicio de la justicia.